Existen una serie de
medidas que el profesor debe utilizar a la hora de organizar los elementos de
la clase:
En primer lugar, los
profesores y profesoras deben preparar una gran zona de reunión en grupo, donde
intervendrán activamente tanto profesores como alumnos y expondrán sus ideas y
opiniones.
Una vez asignada esa
zona, deberán fijar áreas de trabajo específicas para que los alumnos puedan
trabajar en equipo y aprendan a compartir, ayudar y aceptar el trabajo de los
demás.
Del mismo modo, deberán
crear zonas específicas para los materiales y los aparatos audiovisuales para
que, de esta forma, se haga un mejor aprovechamiento del espacio.
Por último, deben
establecer diversos lugares de exposición en los que se guardarán los trabajos
realizados por los alumnos y que le proporcionará entusiasmo por seguir
aprendiendo y trabajando al ver el trabajo realizado.
Todas estas pautas
impulsarán la motivación de los alumnos y con ello se producirá un aumento de
la energía y el entusiasmo por aprender, que tendrá como consecuencia un mayor
rendimiento escolar y un aprendizaje más eficaz.
Es imprescindible no
solo que el profesor cree un buen clima a partir de los materiales y el
mobiliario de la clase, sino que también lo cree a partir de él, de sus
capacidades, cualidades y habilidades como profesor y como persona. Todo buen
profesor debe mostrar entusiasmo por lo que hace, hacer que los alumnos
comprendan que aprender puede ser divertido. Debe promover el interés de los
alumnos, hacer que participen en clase y que sus dudas y opiniones sean aceptadas
y valoradas. Cada uno de los alumnos debe ser atendido de manera adecuada, ya
que todos los alumnos son diferentes y ninguno tiene la misma capacidad de
aprendizaje. Los profesores deben fomentar el trabajo en equipo; es conveniente
que de vez en cuando se realicen actividades en las que los alumnos tengan que
trabajar en grupo. Asimismo, deben plantearse actividades para que las realicen
los alumnos de manera independiente. De esta forma se hará que los alumnos
adquieran una mayor capacidad de autonomía y reflexión, pero siempre se contará
con la ayuda del profesor cuando el alumno encuentre alguna dificultad.
A parte de todo esto,
el clima del aula también favorece las relaciones entre los discentes, ya que
la relación entre estos incrementa la adquisición de los nuevos conocimientos a
través de las prácticas y de la cooperación.
En este aspecto se
estimula el aprendizaje que lleva a la competitividad, aquí el alumno se
superará a sí mismo en los logros personales.
El clima en el aula
fortalece la autonomía, decidir con prudencia responsabilidad, desarrolla la
dependencia, la empatía por aprender. A través de la comprensión y el respeto,
el profesor debe incitar a participar al alumno en clase.
Personalmente, este
trabajo nos ha hecho conocer los diferentes tipos de comunicación en el aula y
nos ha hecho ver el poder que tenemos
nosotros mismos en cambiar nuestras opiniones y proposiciones y la de los
demás.
Como estudiantes de
pedagogía y en la asignatura de Didáctica, hemos conocido y aprendido las
formas favorables para enseñar al alumno y motivarle a investigar por sus
propios métodos. En esta carrera que trata sobre la educación profesional, vemos importante y fundamental estudiar la materia del clima del aula porque es
necesario conocer al alumno, al contexto y el clima de la clase, para mejorarlo
y crear el ambiente adecuado por el cual el alumno se sienta cómodo y le
facilite el aprendizaje.
Es necesario, que todos
conozcamos los tipos de lenguaje que puedan existir para mejorar como persona y
mejorar el ambiente y nuestras relaciones personales.
Enseñar el lenguaje también es una responsabilidad
de los profesores.
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